La lejanía geográfica de mis seres queridos y las ganas de interactuar con ellos me han llevado a la creación de este blog.
Si bien es cierto que podemos establecer una comunicación vía redes sociales, prefiero este espacio porque es de mi propiedad.
Esos días en los que el desánimo se apodere de ti, recuerda que en este espacio virtual encontrarás una mezcla de entretenimiento y cultura general que los hará más llevaderos. Mientras conduces, haces ejercicios, cocinas o en la cama antes de dormir, podrás leerme o escucharme contando alguna anécdota, historia interesante, curiosidad o relatando algún viaje. Teletranspórtate junto a mí al pasado, al futuro y sé parte de mi presente en ese instante en el que sensaciones afloran mientras imaginas libremente.
Por si te lo preguntas, en el nombre del blog, el término ‘ay’ corresponde a la pronunciación del adverbio demostrativo ‘ahí’ empleada en los pueblos de mi región. De manera que la expresión “¡dicen por ahí!”, se pronunciaría “¡dicen por áhi!”, pero para hacerla diferente y coloquial, mi padre, creador de la frase para su programa de radio transmitido en una pequeña emisora de nuestro poblado, decidió sustituirlo por ‘ay’. El resultado: ¡Dicen por ay! Y decidí acuñarlo.