La importancia de la estabilidad emocional

Las últimas dos semanas he estado reflexionando en mis ratos libres sobre estabilidad emocional y su impacto en nuestro desarrollo personal y profesional que, sin lugar a dudas, está influenciada por factores externos como los estándares de belleza, las expectativas de género y otros constructos sociales que nos generan presiones innecesarias que afectan nuestra autopercepción y decisiones. Por supuesto que la estabilidad emocional no significa la ausencia de dificultades en nuestro día a día, sino que representa la capacidad de gestionar nuestras emociones de manera saludable, adaptándonos a los cambios sin perder, o perdiendo poco, el equilibrio interno (tranquilidad). También implica reconocer la forma en la que nuestro entorno y cultura influyen en nuestra identidad y autoestima, para poder luego decidir conscientemente qué valores queremos adoptar y cuáles queremos desafiar, algo realmente difícil, pues significa ser “diferente” al promedio y habría que estar preparado para lidiar con los señalamientos. Desde esta perspectiva, fortalecemos nuestro desarrollo personal cuando aprendemos a separar nuestra valía de las expectativas externas, encontrando un motor (propósito) que resuene con nuestra esencia, más allá de lo que dicta la sociedad.

Me costó un poco condensar y ajustar lo pensado en un único diagrama, pero me gustó el resultado y viene en varios colores.

Aunque parezca un mensaje de ‘positivismo tóxico’, no está hecho con esa intención y tampoco soy psicólogo, así que, no compartan lo que verán porque el resultado puede ser contraproducente si alguien no está pasando por su mejor momento. Sé que al publicarlo y difundirlo, estoy asumiendo que aunque en sus vidas no todo es perfecto, como en la mía, esta información no les afectará.

Diagrama de las prioridades fundamentales de un adulto.
Es mi punto de vista. Recuerda que no soy psicólogo.
Puedes visualizar la imagen con una mejor resolución en el enlace al pié del diagrama.

Considero que el sistema educativo debería incluir dentro de sus programas de estudio una materia relacionada con la salud emocionalidad de los individuos. El solo hecho de saber explicar en palabras lo que sentimos desde edades tempranas, ayudaría a que nos conozcamos progresivamente y a que reaccionemos de una manera más acorde a las circunstancias. Probablemente también nos impulsaría a formular preguntas como: ¿por qué creo en lo que creo o por qué pienso de esta manera? ¿Es acaso la mía la mejor y la única forma en la que se debería vivir?


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